Más de un centenar de personas tuvieron la oportunidad de escuchar al narrador, ensayista, cronista, editor y traductor, Felipe Garrido, quien en varias ocasiones ha sido galardonado por su trayectoria. Su más reciente reconocimiento fue el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015, el más importante reconocimiento que otorga el gobierno de la República a los mexicanos sobresalientes por obras en las letras, las bellas artes y la historia, así como las ciencias sociales y exactas, la tecnología y la innovación; el premio lo obtuvo por “su escritura inventiva y renovadora en el ámbito de la narrativa breve y por su labor infatigable en el campo de la promoción de la lectura, así como por su conocimiento de la cultura literaria e histórica de México”.
Felipe Garrido estuvo presente en el Centro Universitario de la Costa Sur (CU Costa Sur) este viernes 6 de mayo a las 11:0 horas, para platicar sobre el ilustre Autlense Antonio Alatorre Chávez, con quien mantuvo una amistad por varios años. Que mejor escenario para realizar ese evento que la biblioteca que lleva su mismo nombre, lugar en el que dijo Garrido sentirse muy contento y honrado de rendirle memoria a su querido maestro.
En la presentación lo acompañó el maestro Alfredo Tomás Ortega Ojeda, de quien recibió la invitación para visitar el campus de Autlán, también estuvo presente el doctor Jorge Souza Jauffred, Premio Jalisco en Literatura 2015, quien hizo la presentación y dio un breve curriculum de Felipe Garrido, además dio los pormenores sobre la charla, pues resaltó que se centraría en específico en dialogar sobre la obra “La migraña”, única novela que el filólogo escribió, pero que nunca publicó, sino que al final de su vida, sus hijos decidieron que fuera publicada.
De esta manera, Garrido comenzó a charlar y comentó que conoció a Antonio Alatorre cuando estudió la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y dijo “Alatorre fue de los 4 o 5 maestros que son de verdad maestros a lo largo de nuestra carrera, de esos que nos enseñan mucho más que sólo contenidos de su materia. Algo que quiero destacar de Alatorre era su sencillez, tanto que incluso algunas veces desconcertaba, al momento de expresarse utilizaba un lenguaje completamente coloquial, como ejemplo de ello, fue la frase que utilizaba ¡no hay que hablar sino tiene uno los pelos de la burra en la mano! que sin duda fue para mí la lección más importante que me dejó” manifestó Felipe Garrido.
“En el mundo educativo, sobre todo en los últimos 30 años al menos, hemos tenido una mayor conciencia de que nuestros problemas de toda clase, podrían ser combatidos si conseguimos formar más lectores que sean capaces de escribir, por mucho tiempo hemos dicho y hemos dado fomento a la lectura y casi no hemos fomentado la escritura, pues la escritura es tan importante como la lectura, leemos para poder escribir; y el caso de Antonio Alatorre, yo creo que nos ilustra, nos sirve de ejemplo y nos muestra el camino a seguir” puntualizó Garrido.
Redacción y fotografía: Lorena Medina