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Centro Universitario de la Costa Sur

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Del Rojo al Rosa: la conmemoración del Día Internacional de la Mujer

El 8 de marzo fue el Día Internacional de la Mujer y durante toda la semana pasada se realizaron eventos conmemorativos. Este es uno de los varios días conmemorativos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas, con el propósito de llamar la atención sobre diversos problemas que son tema de la agenda internacional; son fechas cuyo fin es reflexionar y poner a discusión la situación mundial y no una especie de celebraciones que forman parte de un nuevo santoral laico.

La ONU estableció desde 1975 el Día Internacional de los Derechos de la Mujer, considerando cuestiones tales como la igualdad de género y los derechos humanos, laborales, sexuales, de salud y reproductivos de las mujeres. (Nótese que el nombre oficial de este día incluye la palabra derechos).

La conmemoración de este Día internacional de los Derechos de la Mujer tiene antecedentes más antiguos que su institucionalización por la ONU y tiene su origen en las luchas por la emancipación de los trabajadores y los movimientos sociales de finales del siglo XIX y principios del XX. Es importante considerar estos orígenes, sobre todo en estos tiempos de reformas laborales a favor del capital, expansión del trabajo precario y retroceso en muchas de las conquistas laborales del siglo pasado, tiempos en los cuales el análisis de la condición de las mujeres tiende a dejar a un lado la crítica acerca de las causas sociales de la explotación, la discriminación y la opresión, para concentrarse en un discurso vago sobre sus consecuencias y convertirse en una fecha más de felicitaciones y presentes. Podemos decir que, desde que la 2a Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas propuso la proclamación del Día Internacional de la Mujer Trabajadora en 1910 a nuestros días, la discusión sobre el tema ha pasado del color rojo al rosa.

En Europa y Estados Unidos, a fines del siglo XIX y principios del XX, las mujeres eran ya un componente numeroso de la fuerza de trabajo en las fábricas y participaron activamente en los movimientos obreros, como parte de los cuales se hicieron las primeras celebraciones el Día de la Mujer. Fue en 1910 que en la 2a Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas se propuso la proclamación del Día Internacional de la Mujer Trabajadora y que esté comenzó a conmemorarse alrededor del mundo desde el 8 de marzo de 1911.

En 2015 se cumple el 20 aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, que culminó con la aprobación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Como lo señala la página oficial de Internet del Día Internacional de la Mujer, cito, “en 1995 representantes de estados y de la sociedad civil firmaron un compromiso en favor de la igualdad de género, con la convicción de que la potenciación del papel de la mujer y su plena participación en condiciones de igualdad en todas las esferas de la sociedad, incluyendo la participación en los procesos de toma de decisiones y en el acceso al poder, son fundamentales para el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz”.

Veinte años después, señala Irina Bókova, Directora General de la UNESCO, cito nuevamente, resulta evidente que, pese a los importantes avances logrados y el duro trabajo realizado, siguen existiendo desigualdades en países de todo el mundo.

De acuerdo con Helen Clark, Administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se ha logrado en algunos países la paridad de género en la enseñanza primaria; hay más mujeres electas para ocupar cargos públicos, 11% más que en 1995, pero solo el 21% de los parlamentarios del mundo son mujeres; hay más mujeres que forman parte de la fuerza de trabajo asalariada, pero por lo general ganan menos que los hombres y, tanto en los países ricos como en los países pobres, cargan con un peso desproporcionado de las tareas asistenciales no remuneradas. Se cuenta también con más leyes para proteger a las mujeres de la violencia, pero sigue habiendo violencia sexual y por razón de género en todos los continentes y en todos los países, sobre todo en los lugares en que hay conflictos armados.

Para la Directora Ejecutiva de ONU, Phumzile Mlambo-Ngcuka, han habido ciertos avances en los últimos 20 años, pero “estos se dieron de forma pausada y desigual” y ni un solo país ha alcanzado la igualdad de género y persisten múltiples formas de discriminación.

En resumen, la evaluación de la Declaración de Beijing, veinte años después, muestra avances parciales y asuntos no resueltos. Incluso en los países que pretenden “vivir en democracia”, como no lo recuerdan a cada rato los anuncios de los institutos electorales federal y estatales.

En esta fecha vale la pena recordar el origen de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos de la Mujer. Desde finales del siglo XVIII, en el tiempo de la Revolución Francesa, las mujeres comenzaron a exigir la igualdad de derechos y espacios de participación política. En 1791, la escritora y dramaturga francesa Olympe de Gouges, que también fue una activista en contra de la trata de esclavos, publicó una Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana y hay que decir que no fue hasta doscientos años después que en la Declaración de Beijing se reconocieron explícitamente los derechos de la mujer como derechos humanos. En 1792, la escritora y filósofa inglesa Mary Wollstonecraft (madre de Mary Shelley, la conocida autora de Frankestein), publicó también otra obra importante, la Defensa de los derechos de la mujer, en la cual argumentaba a favor del acceso de las mujeres a la educación y la igualdad de derechos de mujeres y hombres. Estas ideas habrían de ser retomadas a mediados del siglo XIX por la autora franco-peruana Flora Tristán abuela del pintor Paul Gauguinquien señaló que la lucha por los derechos de los trabajadores debería ir unida con la lucha por la emancipación de las mujeres. Flora Tristán fue la autora de lo que sería el lema de los movimientos socialistas: “Proletarios del mundo, uníos”. En realidad, doña Flora se refería sobre todo a las proletarias: el término latino proletarii en Roma se refería a la clase social que no tenía propiedades y solo podía aportar su prole como fuerza de trabajo; cuando el término resurgió en el discurso social a fines del siglo XVIII, las proletarias eran las reproductoras de la fuerza de trabajo. Debo agregar que Flora Tristán también abordó en su obra Paseo por Londres el análisis de la degradación ambiental causada por el crecimiento urbano y la industrialización y señaló como la contaminación afectaba de manera desigual a las clases sociales.

En tiempos de Flora Tristán había un número creciente de mujeres obreras, principalmente en industrias como la textil. Fue ella quién señaló que estas obreras, además de ser explotadas en la fábrica, eran también explotadas en el trabajo doméstico en sus hogares, diciendo que “la mujer es la proletaria del mismo proletario”, una situación que no ha sido superada en nuestros días.

En Europa y Estados Unidos, a fines del siglo XIX y principios del XX, las mujeres eran ya un componente numeroso de la fuerza de trabajo en las fábricas y participaron activamente en los movimientos obreros,3 como parte de los cuales se hicieron las primeras celebraciones el Día Internacional de la Mujer Trabajadora desde el 8 de marzo de 1911.

Muchas de las cuestiones planteadas hace 100 años, cuando se dio el repunte de los movimientos sociales de mujeres, asociadas a organizaciones socialistas, comunistas o anarquistas, siguen estando vigentes. Y la razón de esto es que el sistema económico dominante sigue basado en la acumulación del capital a costa de la explotación del trabajo humano, en condiciones en las cuales las mujeres son mucho más vulnerables al desempleo, la emigración y el abandono rural, la carestía o la caída del poder adquisitivo de los salarios, al mismo tiempo que aún persisten la discriminación en el acceso al empleo, el nivel de ingresos o la educación, y una gran cantidad de prejuicios culturalmente arraigados que se reflejan en la educación y el comportamiento de la gente.

 

 

Enrique J. Jardel Peláez
Profesor-investigador,
Departamento de Ecología y Recursos Naturales, C.U. Costa Sur,

Universidad de Guadalajara

[email protected]

Imagen: Internet (dreamstime.com)

 

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