La noche de este miércoles 19 de octubre, justo a la mitad de la XXII Semana Cultural Universitaria, el Aula Magna del CU Costa Sur recibió por primera vez al cuarteto tapatío El Borlote, que ofreció un concierto de casi una hora y media de duración. Todo comenzó a las 20:20 horas, con una asistencia de alrededor de 200 personas.
Con el son jarocho El canelo se abrió la velada, anunciando lo que viviríamos en los minutos siguientes: una explosión de la alegría picante típica de la música tradicional mexicana, enriquecida en cuanto al ritmo y la energía con las novedosas adaptaciones que propone el grupo. Ante un creciente entusiasmo del público, que acompañó con sus palmas algunas de las piezas y con sus carcajadas casi todas las anécdotas y demás diálogos que los borloteros entablaron constantemente con los espectadores, llegaron piezas tradicionales como El gavilancillo, El jabalín o El carretero, contemporáneas como La calaca y El corrido de la muerte y la sección "pedagógica" de composiciones de los integrantes del grupo: El tequilero, Caballito de tequila, Corrido del pulque y El mezcalsón, todas dedicadas a alguna de las bebidas espirituosas que México ha legado al mundo. Otras piezas de carácter picaresco, aunque ahora con el tema de la difícil convivencia en pareja, fueron El traumao, Qué buen hombre te tocó y El abejorro, interpretadas sobre el final del programa y ya con el público totalmente en el bolsillo de El Borlote. El grupo pretendió despedirse con una versión del son jarocho La iguana pero hubo de regresar a cumplir el requerimiento de otra canción que les hiciera el respetable, que no fue otra que la venezolana La botellita.
El Borlote está integrado por Pepe Quezada en el bajo, Alfredo Saras en la guitarra, Alberto Preciado en la jarana y Emiliano Huerta en las percusiones (cajón y platillos). Todos los instrumentos de cuerda son electroacústicos y sirven de acompañamiento a las voces de los cuatro músicos, que forman muy bien logradas melodías, con una excelente conjunción.
Redacción: Guillermo Tovar
Fotografía: Edgar De Dios