A las 12:00 horas de este miércoles 31 de octubre del año en curso, se presentó en la Biblioteca Antonio Alatorre del Centro Universitario de la Costa Sur (CU Costa Sur) el libro Cincuenta mil fantasmas de la autoría del maestro Alfredo Tomás Ortega Ojeda, y publicado bajo el sello de la editorial La Zonámbula.
La presentación estuvo a cargo del licenciado José Trinidad Padilla López y fue moderada por la doctora Lilia Victoria Oliver Sánchez, Rectora del CU Costa Sur, quien primeramente dio una cordial bienvenida al público, así como al autor y presentador de la obra; acto seguido, leyó unas breves semblanzas curriculares de ambos.
La Rectora cedió el uso del micrófono al licenciado Padilla, quien inició su participación comentando que las personas cuando se acercan un libro deben poseer curiosidad como ingrediente principal, y con frecuencia encuentran que les llama la atención y se motivan para continuar ya sea por una reflexión, o simplemente porque les hace pasar un buen tiempo por una narración bien contada, tal y como es el caso del libro Cincuenta mil fantasmas.
El presentador quien también prologó el libro, comentó que es una obra en la que las historias que cuenta el autor de manera jocosa, son metáforas interesantes en donde el horror que pueden contener estas historias consiste en la realidad en la que están inspiradas, y que en los 8 cuentos se narran diferentes cosas y experiencias, como puede ser esa sensación de indefensión en el México en el siglo XXI, donde se nos ha hecho normal coexistir con fantasmas muy recientes, e incluso se institucionalizan conductas o tragedias que se viven cotidianamente, como el crimen, el pago de los impuestos o la captura del alma de los hijos por los dispositivos tecnológicos.
“El repentino descubrimiento de que probablemente hemos convivido muchos años con un psicópata y que pensábamos que era un vecino más, y es cuando comienza uno a tener esta especie de disonancia cognitiva y de una manera metafórica y ficciosa, nos hace reflexionar sobre muchas cosas porque encontramos un sabor angustiosamente conocido porque cada vez más leemos en los periódicos o nos enteramos de alguna persona cercana a nosotros o incluso a nosotros mismos nos ocurre”, comentó el licenciado Padilla.
Agregó “esa sensación de que se nos va carcomiendo poco a poco lo más importante que tenemos, nuestra esperanza en el futuro, y hasta al penúltimo de los cuentos comprendí de esa metáfora que está utilizando (…) y la conclusión a la que llego es que realmente Alfredo cree en lo mismo que yo, que sí hay fantasmas que conviven con nosotros y que dolorosamente conviven porque son fantasmas recientes, cuyas muertes leemos en los periódicos y cuya compañía no nos la podemos sacudir de encima porque están demasiado próximos a nosotros, y nos dejan esa sensación de zozobra, de que en algún momento nosotros nos pasemos de la línea y en algún descuido podemos ser uno más de esos cincuenta mil fantasmas que están entre nosotros”.
Finalmente invitó a los asistentes a leer el libro para que tengan su propio abordaje, ya que indicó que un texto no tiene una única lectura posible, tiene tantas lecturas como lectores tenga, incluyendo las varias lecturas que del mismo texto pueda hacer la misma persona.
Por su parte, el autor del libro leyó un texto que tituló Mis propios fantasmas, en donde compartió sobre su inspiración para escribir ésta su más reciente obra. Comentó que los personajes que describe son tan comunes que van desde un joven periodista, un agobiado taxista, un empleado en apuros económicos, un profesor universitario, un vecino infortunado, un joven atolondrado, entre otros, que van apropiándose del cuento el cual se parece mucho a la triste realidad de hoy en día.
“No es la denuncia social el anhelo de mis narraciones, lamentablemente uno tiene que hablar de lo que ve y de lo que vive, y como decía Cristina Pacheco “Aquí nos tocó vivir”, lo verdaderamente importante es que del ejercicio literario surjan historias bien contadas, que la lengua y la palabra sirvan para reflejar alguna de las muchas dimensiones de la belleza, que lo narrado seduzca a su lector, si logramos eso entonces habrá valido la pena el esforzado oficio de escritor”, manifestó el maestro Ortega.
Enseguida, el maestro Ortega leyó el cuento que le da título a su libro, posteriormente se brindaron unos minutos para preguntas y comentarios por parte de algunos asistentes.
Redacción: Lorena Medina
Fotografía: Antonio Corona