Comunidades de bajos recursos en municipios de la Costa Sur podrían ver afectada su seguridad alimentaria debido a los cambios de producción agrícola en la región, donde en las últimas décadas ha disminuido la cantidad de cultivos tradicionales como el maíz. Esta es una de las conclusiones del estudio “Transformaciones socio-productivas y la seguridad alimentaria”, encabezado por el investigador Peter Gerritsen, del Departamento de Ecología y Recursos Naturales del Centro Universitario de la Costa Sur (CU Costa Sur).
Esta línea de investigación, que se centró principalmente en los municipios de La Huerta y Villa Purificación, ha permitido identificar cambios en las dinámicas de producción agrícola en aquella región.
Uno de los más importantes es la migración de cultivos a la que han recurrido muchos de los campesinos que usualmente sembraban maíz, caña, chile, jitomate y que, en las últimas dos décadas, han preferido destinar sus hectáreas a la siembra de pasto para la alimentación de ganado.
Dichas transformaciones productivas podrían tener un efecto negativo en la seguridad alimentaria de la región, principalmente en comunidades indígenas o de bajos recursos, señaló el investigador, ya que su consumo de alimentos depende en gran medida de sus propios cultivos.
“Si bien la gente todavía tiene acceso a los alimentos, también es cierto que muchos ya no los producen ahí sino que tienen que comprarlo en las tiendas, teniendo entonces una mayor dependencia de los productos que vienen de fuera”.
Añadió que hasta el momento se puede hablar de una transformación pero que no se ha realizado aún un estudio muy preciso para medir el impacto, lo que “podemos suponer es que va a ser más fuerte entre la gente con recursos limitados, porque al momento que hay una pérdida de la seguridad alimentaria, significa que la gente tiene que comprar en las tiendas y pues para eso hay que tener un ingreso”.
La principal razón de estas modificaciones, explicó el investigador, es el aumento de la actividad ganadera, que en consecuencia genera una mayor necesidad de alimento para los animales, provocando que cada vez más productores decidan transformar su actividad, ya sea de manera permanente o eventual.
De acuerdo con el académico, otro de los motivos de estas adaptaciones es lo poco redituable que ha resultado en los últimos años para los agricultores la cosecha de maíz, sobre todo en la década de los noventa, cuando el precio del grano alcanzó precios muy bajos, obligando a los productores a buscar otras formas de obtener recursos económicos.
“Hay comunidades donde se registró una disminución del 75 por ciento en superficie de maíz respecto a lo que sembraban antes, y por otro lado tenemos un remplazo de prácticas de agricultura tradicional o familiar por prácticas agroindustriales”.
Peter Gerritsen informó que se seguirá trabajando en esta línea de investigación, que surgió a partir de un proyecto de colaboración entre instituciones educativas de la Unión Europea y organismos nacionales, llevado a cabo de 2012 al 2015, y cuyo objetivo general fue el estudio sobre el cambio climático, el uso de la tierra y la contribución al modelaje de los cambios en vegetación.
Por parte de la Unión Europea participaron la Universidad Politécnica de Madrid, España, el Instituto de Ecología Social de Austria, en Alemania el Instituto Postdam, la Universidad de Wageningen de Holanda, y el Instituto para Ciencias Forestales de Inglaterra, mientras que por México participaron la Universidad de Guadalajara, a través del CU Costa Sur, la UNAM, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) y el Instituto de Ecología (INECOL).
Gerritsen destacó que la investigación que se hace en el CU Costa Sur ha buscado siempre la vinculación con la sociedad, por lo que desde hace 23 años trabajan con los campesinos de la región impartiendo talleres y capacitaciones, además de que han promovido la producción tradicional.
“Estamos hablando de productos que no se pueden comprar en los supermercados. Se hizo una sistematización de estos productos y lo convertimos en un libro que se llama Respuestas locales frente a la globalización económica, porque lo hicimos dentro de los debates sobre qué tanto impacta la globalización en esta región de la Costa Sur”.
Redacción: Karina Alatorre (publicado en Gaceta UdeG)
Fotografía: Jorge Alberto Mendoza